El odio en la memoria (Por Picadillo)

Hay periodistas que tienen grabado a fuego en su memoria que, una vez, un director deportivo puso en peligro su estilo de periodismo, el único estilo que conocían, y sin el cual no eran nadie.

Ese estilo se basa en la primicia, en el chivatazo, en la confidencia y en el chismorreo. Tu me cuentas lo que no deberías, por ética, y yo te defiendo a ultranza en mi medio, y si no lo haces así te ataco con toda clase de inventos, de tergiversaciones, de medias verdades, de opiniones retorcidas, y directamente, con mentiras.

Ese director deportivo fue víctima del odio de esos periodistas, pero le pasó un poco como al Cid Campeador, que, aún después de muerto, siguió ganando batallas.

Uno de sus mas encarnizados enemigos, QSF, fue ajusticiado deportivamente semanas después, cuando su ineptitud quedó demostrada, hasta para sus mas acérrimos defensores.

El D.D. que le sucedió, llamado su maestro, también fue defenestrado cuando quedo patente su mayor interés por las obras de arte que por el fútbol y su obligación.

Pero aquellos periodistas seguían teniendo miedo. Miedo a la posibilidad de que aquel director deportivo pudiera regresar. De hecho, si Soler no hubiera dejado la presidencia, ese regreso hubiera podido producirse, y conversaciones hubo para ello, aunque, dada la situación del VCF, se desestimó la idea.

Aquellos periodistas siguen teniendo miedo. La situación de provisionalidad de la directiva del VCF les da pié para ello. Y cuando digo provisionalidad, me refiero a que, hoy por hoy, hay un presidente que lo es con el apoyo de unas acciones que son suyas, pero solo hasta el 31-12-2009, y solo si las paga antes de esa fecha, la propiedad será en firme. Caso contrario dichas acciones volverían, lógicamente, a su verdadero dueño.

Ante esa tesitura, se consideran obligados a seguir arrastrando por el barro el recuerdo de aquel director deportivo. Mientras la remota posibilidad de su regreso flote en el ambiente, no pueden permitir que ese recuerdo cobre fuerza en la mente de los aficionados.

Solo desde esa forma de pensar se puede decir:

"Poco a poco, el VCF va soltando el lastre con el que le cargó Amedeo Carboni, ese italiano con más cara que espalda, que aún anda por ahí pavoneándose de su trayectoria como Director deportivo. Primero hubo que malvender al gran Tavano. Ahora hay que dejar marchar gratis al enorme Timo. ¿Cual será el siguiente monstruo del balón en salir por la puerta de atrás? Gravosa herencia la que nos dejó el inmenso Carboni."

No se puede ser mas sinvergüenza. ¿Malvender a Tavano? Casi se vendió por lo que costó, y eso a pesar de la depreciación que le causó QSF. ¿Dejar marchar gratis al enorme Timo? ¿Qué, cuanto costó?. Repito, mas sinvergüenza imposible.

Por cierto, cada uno es libre de pensar lo que quiera, pero, para mí, estos dos futbolistas son mucho mas válidos que algunos de los se quedan.

Solo desde ese odio y desde ese miedo, se puede entender que, ahora, con la rescisión del contrato de Helguera, ninguno de esos seudoperiodistas haya salido a la palestra despotricando por los tres millones de euros que nos ha costado su salida, mas lo que haya cobrado en el año y medio que ha estado entre nosotros.

Pero, claro, el que lo fichó, QSF, era de la misma peña.

Carboni nunca hubiera traido a Helguera.

Carboni quiere al Valencia...